Aprendí a vivir mejor con mi enfermedad crónica
- diciembre 19, 2024
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Descubre el inspirador testimonio de Carla, quien ha transformado su vida al mejorar el manejo de su enfermedad crónica con metas claras y cambios sostenibles.
Descubre el inspirador testimonio de Carla, quien ha transformado su vida al mejorar el manejo de su enfermedad crónica con metas claras y cambios sostenibles.
Vivir con una enfermedad crónica puede ser desafiante, pero también es una oportunidad para aprender, crecer y transformar nuestra forma de cuidar de nosotros mismos.
En esta entrevista, conocemos la historia de Carla Mendoza, una profesora que, tras ser diagnosticada con diabetes tipo 2, decidió no dejarse vencer por las dificultades. Con pequeños cambios y metas claras, Carla logró no solo mejorar su salud, sino también recuperar su bienestar emocional y su calidad de vida.
Carla: Claro, con gusto. Tengo 42 años, soy profesora de primaria y llevo una vida muy activa. Sin embargo, hace seis años, todo cambió cuando me diagnosticaron diabetes tipo 2. Fue un momento muy duro, no solo por el diagnóstico, sino por el desconocimiento que tenía.
Al principio, experimenté miedo, frustración e incluso mucha culpa. Me preguntaba si había hecho algo mal o si podría haberlo evitado. No sabía cómo adaptarme a los cambios que mi cuerpo y mi estilo de vida necesitaban.
Carla: El primer paso fue aceptar que no podía manejarlo todo sola. Al inicio, intentaba hacer cambios por mi cuenta, pero no funcionaba y me frustraba. Lo que realmente marcó la diferencia fue buscar ayuda profesional.
Empecé a trabajar con mi médico, quien me recomendó a una nutricionista. Ambos me guiaron y me enseñaron a establecer metas realistas y alcanzables. Por ejemplo, en lugar de lanzarme a una rutina de ejercicio intensa, mi primer objetivo fue caminar 15 minutos al día. Puede parecer insignificante, pero fue el inicio de un cambio enorme y positivo.
Por ejemplo, en lugar de lanzarme a una rutina de ejercicio intensa, mi primer objetivo fue caminar 15 minutos al día.
Carla: Sin duda, uno de los cambios más importantes fue mi alimentación. Reemplacé los refrescos y los alimentos ultraprocesados por opciones más naturales y equilibradas, como frutas, verduras y proteínas magras.
También aprendí a planificar mis comidas, algo fundamental para evitar picos de glucosa y mantenerme estable. Además, incorporé el ejercicio como parte de mi rutina diaria. Al principio solo caminaba, pero con el tiempo empecé a hacer yoga, algo que ha sido maravilloso no solo para mi cuerpo, sino también para mi mente. El ejercicio me ha ayudado a mejorar mi energía y a sentirme más activa en general.
Otro cambio crucial fue cuidar de mi salud mental. A menudo, nos enfocamos solo en el cuerpo, pero las emociones son igual de importantes. Comencé a asistir a terapia psicológica y aprendí a manejar el estrés, la frustración y la culpa que sentía en los primeros años. La terapia me enseñó a ser más compasiva conmigo misma y a entender que cada pequeño progreso es un logro.
Carla: Me siento mucho más fuerte y en control de mi vida. Mi glucosa está más estable y, aunque tengo días difíciles, ahora sé cómo afrontarlos sin rendirme. También estoy más conectada con mi familia; mi esposo e hijos se unieron a mis nuevas rutinas y eso ha sido muy motivador.
Carla: Les diría que se den permiso para avanzar a su propio ritmo. No todo será perfecto, y está bien. Lo importante es empezar, buscar apoyo profesional y rodearse de personas que te impulsen. Cada paso cuenta, por pequeño que parezca.
Gracias por compartir tu historia. Sin duda, es un testimonio inspirador para quienes enfrentan desafíos similares.
Si tú también enfrentas una situación similar: busca apoyo, avanza a tu propio ritmo y celebra cada logro. Recuerda: no estás solo en este camino.