La alimentación juega un papel importante tanto en la prevención como en el manejo del cáncer de mama. Si bien no existe una dieta mágica que garantice evitar esta enfermedad, ciertos patrones alimenticios y estilos de vida saludables pueden reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama y ayudar a las personas diagnosticadas a manejar mejor su tratamiento.

1. Alimentación y riesgo de cáncer de mama

Investigaciones sugieren que la dieta influye en los factores de riesgo de cáncer de mama. Las personas que siguen dietas altas en grasas saturadas y procesadas, azúcares refinados y alimentos ultraprocesados tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer. 

Esto se debe a que estos alimentos pueden contribuir a la obesidad, la inflamación crónica y los desequilibrios hormonales, factores que están relacionados con el desarrollo de la enfermedad.

Por otro lado, dietas basadas en alimentos naturales, ricos en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y grasas saludables (como el aceite de oliva o el aguacate) pueden disminuir el riesgo. Estos alimentos proporcionan antioxidantes, fibra y otros compuestos que ayudan a reducir la inflamación y proteger el cuerpo contra el daño celular.

2. Mantener un peso saludable

El sobrepeso y la obesidad, especialmente después de la menopausia, están fuertemente relacionados con un mayor riesgo de cáncer de mama. Esto se debe a que el tejido graso produce estrógenos, una hormona que, en niveles elevados, puede estimular el crecimiento de ciertos tipos de cáncer de mama. 

Por lo tanto, llevar una alimentación equilibrada que controle el peso corporal es fundamental.

3. Alimentos recomendados para prevenir el cáncer de mama

Ciertos alimentos pueden ser protectores debido a sus propiedades nutricionales:

Frutas y verduras: Los vegetales de hojas verdes, los crucíferos (brócoli, coles de Bruselas) y las frutas ricas en antioxidantes (frutos rojos, cítricos) ayudan a neutralizar los radicales libres y a proteger las células del daño.

Granos enteros y legumbres: Alimentos como la avena, el arroz integral, las lentejas y los frijoles tienen un alto contenido en fibra, que puede ayudar a reducir los niveles de estrógeno en el cuerpo.

Pescado y grasas saludables: Los ácidos grasos omega-3 presentes en pescados grasos (salmón, sardinas) y en semillas de linaza o chía tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ser beneficiosas para la salud.

4. Alimentos a evitar o limitar

Algunos alimentos deben consumirse con moderación o evitarse para reducir el riesgo:

Carne roja y procesada: Algunos estudios han vinculado el consumo de carnes procesadas (como embutidos) con un mayor riesgo de cáncer. Además, una alta ingesta de carne roja cocinada a altas temperaturas también puede ser problemática.

Alcohol: El consumo de alcohol está claramente relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama. Limitar su ingesta, o evitarlo por completo, es una de las mejores estrategias preventivas.

Azúcares refinados y alimentos ultraprocesados: Estos pueden contribuir a la obesidad y elevar los niveles de insulina, lo que a su vez podría favorecer el crecimiento tumoral.

5. Alimentación durante el tratamiento del cáncer de mama

Para quienes ya han sido diagnosticados con cáncer de mama, la alimentación también desempeña un papel crucial en el apoyo a la salud general y el bienestar durante el tratamiento. Durante la quimioterapia, radioterapia o la cirugía, es fundamental asegurar una ingesta adecuada de nutrientes, ya que el cuerpo necesita más energía para reparar tejidos y combatir el cáncer.

Pequeñas comidas frecuentes: Comer porciones pequeñas varias veces al día puede ayudar a evitar la fatiga y mantener los niveles de energía estables.

Proteínas y calorías adecuadas: Consumir suficientes proteínas es esencial para ayudar al cuerpo a sanar. Fuentes como el pollo, pescado, tofu o huevos pueden ser beneficiosas.

Hidratación: Mantenerse bien hidratado es clave, especialmente si se experimentan efectos secundarios del tratamiento como vómitos o diarrea.

La alimentación influye significativamente en el riesgo de desarrollar cáncer de mama y en el bienestar general durante el tratamiento. Optar por una dieta rica en alimentos naturales, mantener un peso saludable, limitar el alcohol y reducir el consumo de alimentos ultraprocesados son estrategias clave que pueden ayudar a prevenir el cáncer de mama y mejorar la calidad de vida de quienes lo enfrentan. 

Aunque la alimentación no es el único factor, junto con el ejercicio regular y un estilo de vida saludable, puede contribuir a un enfoque integral para la prevención y el manejo del cáncer de mama.